- Desde
- 14 Feb 2010
- Mensajes
- 70.591
Gracias por el consejo [MENTION=2568]otrojavier[/MENTION]
Estoy reformando un par de sitios [MENTION=22589]ivansito[/MENTION] pero no quiero que me asocien con una empresa realmente... al menos no localmente, ya que entonces piensan que tienen que pagar impuestos extras y demás...
Chic@s por los problemas que ya os había comentado, estoy viendo cómo puedo arrancar por mi cuenta, por ahora sólo estoy enviando emails, la mayoría no responden, pero bueno de vez en cuando algunas personas se interesan, pero es evidente que el número de envíos comparado con el número de respuesta es ridículo (como es lógico con tanto spam que existe hoy día)
En Colombia lo habitual es llamar por teléfono y pedir un email para mandar luego la oferta, pero la verdad es que no quiero (ni puedo) estar sentado en el teléfono para eso...
Estaba pensando en crear volantes pequeños manejables, entrar a los locales y entregarlos (así no se vea muy profesional)
Otra idea que tenía es entrar a los locales, dejar un CD con algunas propuestas, portafolio, etc (una presentación interactiva quizás), y pasar a recogerlo después de X días, y preguntar durante la recogida si les ha interesado alguno de los servicios del CD (pero estoy seguro de que el 90% de los cd´s se perderán, o cuando vaya no estará la persona responsable... aunque en Colombia la mayoría de negocios pequeños son atendidos por sus dueños)
En fin, espero vuestros comentarios y opiniones
Gracias
(nota - aún no he dejado mi trabajo, así que tener en cuenta ese punto gracias)
Con adwords o no lo has tomado en cuenta?
Enviado desde mi GT-P3110 usando Tapatalk 2
Lo del CD dudo que lo vean y tal vez se pierda..
Puedes decirles que si requiere factura el precio es mas impuestos, yo asi le hago, tengo un sitio que cree para esa finalidad, si quieres verlo te dejo la url:
Enlace eliminado
Saludos
Pues puedes hacer lo que hacen todos como hablar por telefono :distant: o ir directamente a los negocios a ofrecer tus servicios
El problema es que prácticamente trabajo de 7am a 7pm... cuando salgo ya están todos los negocios cerrados...
Ah bueno xD en ese caso tendrás que hacer lo que dices, hablar por telefono :S y por cierto que es lo haces?
Chic@s por los problemas que ya os había comentado, estoy viendo cómo puedo arrancar por mi cuenta, por ahora sólo estoy enviando emails, la mayoría no responden, pero bueno de vez en cuando algunas personas se interesan, pero es evidente que el número de envíos comparado con el número de respuesta es ridículo (como es lógico con tanto spam que existe hoy día)
En Colombia lo habitual es llamar por teléfono y pedir un email para mandar luego la oferta, pero la verdad es que no quiero (ni puedo) estar sentado en el teléfono para eso...
Estaba pensando en crear volantes pequeños manejables, entrar a los locales y entregarlos (así no se vea muy profesional)
Otra idea que tenía es entrar a los locales, dejar un CD con algunas propuestas, portafolio, etc (una presentación interactiva quizás), y pasar a recogerlo después de X días, y preguntar durante la recogida si les ha interesado alguno de los servicios del CD (pero estoy seguro de que el 90% de los cd´s se perderán, o cuando vaya no estará la persona responsable... aunque en Colombia la mayoría de negocios pequeños son atendidos por sus dueños)
En fin, espero vuestros comentarios y opiniones
Gracias
(nota - aún no he dejado mi trabajo, así que tener en cuenta ese punto gracias)
Gracias por el consejo [MENTION=19464]tepublico[/MENTION] muy acertado me parece en mi situación, creo que me pillaste la idea...
lo edite y amplié, échale un ojo, te puse hasta el anuncio de la calle XD
los comienzos son duros, pero merece la pena tener el timón de tu vida.
un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por qué muchas personas viven atadas a una vida de mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial.
Para impartir su lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitar con él algunos de los lugares más pobres y desolados de aquella provincia.
Después de caminar un largo rato encontraron la que consideraron la más humilde de todas las viviendas.
Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante de aquel caserío, debía ser -sin duda- alguna la más pobre de todas. Sus paredes milagrosamente se sostenían en pie, aunque amenazaban con derribarse en cualquier momento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que se acumulaban a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda.
Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas. El padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos se las arreglaban para acomodarse en aquel lugar.
Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria reinante.
Curiosamente, en medio de este estado de escasez y pobreza total, esta familia contaba con una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca.
Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Pero más importante aún, esta vaca era la única posesión material de algún valor con que contaba aquella familia. Era lo único que los separaba de la miseria total.
Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo. Al día siguiente, muy temprano y sin despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el anciano maestro le dijo a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que has venido a aprender”.
Sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo, el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y degolló la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda, ante los incrédulos ojos del joven.
Maestro, dijo el joven: “¿Qué has hecho? ¿Qué lección es ésta, que amerita dejar a esta familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba lo único que poseía esta familia?”
Haciendo caso omiso a los interrogantes del joven, el anciano se dispuso a continuar la marcha, y maestro y discípulo partieron sin poder saber qué suerte correría aquella familia ante la pérdida de su única posesión.
Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era confrontado por la nefasta idea de que, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de hambre.
Un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por aquellos senderos a ver qué suerte había corrido aquella familia. Buscaron la humilde posada nuevamente, pero en su lugar encontraron una casa grande. Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda.
¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y sus hijos? ¿Qué habría sucedido con ellos? Todo esto pasaba por la mente del joven discípulo mientras que, vacilante, se debatía entre tocar a la puerta y averiguar por la suerte de los antiguos moradores o continuar el viaje y evitar confirmar sus peores sospechas.
Cuál sería su sorpresa cuando del interior de aquella casa salió el hombre que un año atrás le diera morada en su vivienda. ¿Cómo es posible? preguntó el joven. Hace un año en nuestro breve paso por aquí, fuimos testigos de la profunda pobreza en que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara?
Ignorante del hecho de que el discípulo y su maestro habían sido los causantes de la muerte de su vaca, el hombre relató cómo, coincidencialmente, el mismo día de su partida, algún maleante, envidioso de su vaca, había degollado salvajemente al animal.
El hombre continuó relatándole a los dos viajeros cómo su primera reacción ante la muerte de la vaca había sido de desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la vaca había sido su única fuente de sustento. El poseer esta vaca le había ganado el respeto de sus menos afortunados vecinos, quienes envidiaban no contar con tan preciado bien.
Sin embargo, continuó el hombre, poco después de aquel trágico día, decidimos que a menos que hiciéramos algo, muy probablemente, nuestra propia supervivencia estaría en peligro. Así que decidimos limpiar algo del terreno de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas semillas y decidimos sembrar vegetales y legumbres con los que pudiésemos alimentarnos.
Después de algún tiempo comenzamos a vender algunos de los vegetales que sobraban y con este dinero compramos más semilla y comenzamos a vender nuestros vegetales en el puesto del mercado. Así pudimos tener dinero suficiente para comprar mejores vestimentas y arreglar nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una vida nueva.
El maestro, quien había permanecido en silencio, prestando atención al fascinante relato del hombre, llamó al joven a un lado y en voz baja le preguntó:
¿Tú crees que si esta familia aún tuviese su vaca, estaría hoy donde ahora se encuentra?
Seguramente no, respondió el joven.
¿Si ves? Su vaca, fuera de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de mediocridad y miseria.
Al no contar más con la falsa seguridad que les proveía el sentirse poseedores de algo, así no fuese más que una flacuchenta vaca, debieron tomar la decisión de buscar algo más.
En otras palabras, la misma vaca que para sus vecinos era una bendición, les había dado la sensación de poseer algo de valor y no estar en la miseria total, cuando en realidad estaban viviendo en medio de la miseria.
Así es cuando tienes poco. Lo poco que tienes se convierte en un castigo, ya que no te permite buscar más. No eres feliz con ello, pero no eres totalmente miserable. Estás frustrado con la vida que llevas, más no lo suficiente como para querer cambiarla. ¿Ves lo trágico de esta situación?
Cuando tienes un trabajo que odias, que no suple tus necesidades económicas mínimas y no te trae absolutamente ninguna satisfacción, es fácil tomar la decisión de dejarlo y buscar uno mejor. No obstante, cuando tienes un trabajo del cual no gustas, que suple tus necesidades básicas pero no te ofrece la oportunidad de progresar; que te ofrece cierta comodidad pero no la calidad de vida que verdaderamente deseas para ti y tu familia, es fácil conformarte con lo poco que tienes.
Muchos de nosotros también tenemos vacas en nuestra vida. Ideas, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir. Oportunidades que sólo podremos apreciar una vez hayamos matado nuestras vacas.
Pues tengo todo lo que necesito, lo único que me frena por ahora es mi trabajo... pero lo necesito por un montón de motivos (seguro médico, ayuda para vivienda, etc) aunque mi esposa dice que es mejor que pague todo eso por mi cuenta (lo que se pueda, la ayuda de vivienda creo que no se puede por uno mismo por ejemplo, igual tendría que averiguar)
Utilizamos cookies y tecnologías similares para los siguientes fines:
¿Aceptas las cookies y estas tecnologías?
Utilizamos cookies y tecnologías similares para los siguientes fines:
¿Aceptas las cookies y estas tecnologías?