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2020, "EL AÑO DE HACERME RICO"
El 31 de diciembre, hace ya seis meses, tenía la certeza absoluta de que 2020 iba a ser "mi año". Mientras mi familia celebraba, se abrazaba, se tomaba unos vinos y partía el pavo, yo solo pensaba en una cosa: la cantidad brutal de ingresos que iba a producir a lo largo de los próximos doce meses.
A final de cuentas, 2019 había estado lleno de logros, de avances, cada mes un pago más gordo que el anterior, ¿qué podía salir mal?
Igual que (casi) todos, yo no tenía la menor idea de que se nos venía encima una catástrofe social y humana como nunca habíamos conocido. Y que como consecuencia del Covid, esas fuentes de ingresos que creíamos tan sólidas, inexpugnables, se iban a desmoronar de un momento a otro.
Marzo me recibió con la noticia de que las aerolíneas, los hoteles, los cines, los teatros, los conciertos y otra larga lista de negocios iban a entrar en una especie de hibernación, cuya duración era imposible de anticipar. Y para mí, que me dedico enteramente al negocio del tráfico web, de la publicidad digital, esto significaba que una parte muy importante de mis clientes, sencillamente, habían entrado en "coma" y no estaban dispuestos a pagarme más que unos míseros centavos por mostrar sus anuncios en mis webs.
Mi reacción fue inicial fue de desconcierto, de incredulidad...
-¡Esto ya pasará! ¡Quién va creer en este bicho! ¡Es un engaño y será cosa de unos días! ¡Es una gripita!
El paso de los días, y por desgracia, de los contagiados y fallecidos, me demostró que estaba equivocado. Que la crisis del Covid era real y había que asumir que 2020 no era el "año fácil y glorioso" que esperaba en la fiesta de fin de año.
HISTERIA COLECTIVA
Muy rápido pasé de la incredulidad al pánico. No había noticiero que no me viera, desde las 6 a.m. conectado a la radio, a los portales de noticias, a la televisión. Encerrado y preocupado por el futuro, por mi familia, por nuestra salud. Consumiendo cada pieza de información sobre la pandemia. Las horas pasaban, ¿y saben qué? Dejé de trabajar, me dediqué de tiempo completo a pensar en la desgracia del Covid y en el trágico futuro que nos esperaba.
Ya no solo era que los anunciantes pagaran centavos, sino que por estar dedicado al oficio de "preocupador profesional" dejé de producir, de optimizar mis webs, de buscar alternativas, de producir ideas. Como es obvio, mis ingresos se hundieron todavía más.
TOMAR EL CONTROL
Por fortuna una mañana de Abril decidí renunciar a ese empleo desagradable, no remunerado, que es preocuparse por los problemas del mundo.
Un día me desperté, inspirado por alguna lectura nocturna y a lo mejor por un sueño revelador que no recuerdo, con una idea clara pero que ha estado en mi cabeza desde entonces:
Entendí esa mañana, justo después de despertar, que no tiene ningún sentido dejarse absorber por el pesimismo de las noticias, ni perder el tiempo discutiendo en redes sociales sobre las decisiones de los políticos, ni estar comiéndose las uñas viendo por televisión cómo se destruyen cientos de empresas, millones de empleos o cómo (por desgracia) fallecen tantas personas.
Infortunadamente, toda esa realidad tan difícil está fuera de nuestro control, ¿qué ganamos dedicando tiempo y energía a sufrir por esos acontecimientos? ¿ayudamos a nuestra familia, a nuestro entorno, al exponernos a información sobre la crisis 24/7? Claro que no.
De manera que decidí enfocar mi tiempo, mi esfuerzo mental, mi talento, única y exclusivamente en aquello que estaba bajo mi control.
Yo no puedo obligar a que las aerolíneas, hoteles o restaurantes abran de nuevo sus puertas, o que ubiquen anuncios en mi sitio. Pero sí puedo optimizar la velocidad de mi sitio para mejorar la visibilidad de los anuncios, a eso me dediqué.
Yo no puedo forzar a que AdSense mejore indicadores como el CPC o el RPM. Pero sí puedo buscar nuevas redes de publicidad alternativas que mejoren el "fill rate" de mi inventario. A eso me dediqué.
Yo no puedo obligar a los consumidores a que compren productos en medio de la crisis. Pero sí puedo aumentar el tráfico de mi sitio web, creando más contenido, difundiéndolo de mejor manera, mejorando mi estrategia de tráfico. A eso me dediqué.
Por fortuna, pocas semanas después de aplicar esa idea, la de "OCUPATE, SOLAMENTE, DE LO QUE ESTÉ BAJO TU CONTROL", y por tanto la de "ABANDONAR TODO LO QUE ESTÉ FUERA DE TU CONTROL", Los resultados no podían ser mejores: en el sentido económico, pero lo más importante, en el sentido personal, emocional, psicológico.
Otra de las decisiones que tomé fue crear un curso gratuito sobre mi experiencia construyendo un activo digital. Es cierto que es un aporte muy humilde dada la crisis tan dura que afrontan muchas familias en América Latina y el mundo, pero si a alguien le puede servir para mejorar en algo su situación actual, ya habré hecho muchísimo más que cuando estaba comiéndome las uñas viendo el noticiero.
A final de cuentas, sigo creyendo que 2020 va ser mi "año". Si creo que eso depende de mí, que está bajo mi control, sé que así será.
Pd. Pueden acceder al curso gratis que creé, bajo mi nueva filosofía de vida, dando click en este banner.
El 31 de diciembre, hace ya seis meses, tenía la certeza absoluta de que 2020 iba a ser "mi año". Mientras mi familia celebraba, se abrazaba, se tomaba unos vinos y partía el pavo, yo solo pensaba en una cosa: la cantidad brutal de ingresos que iba a producir a lo largo de los próximos doce meses.
A final de cuentas, 2019 había estado lleno de logros, de avances, cada mes un pago más gordo que el anterior, ¿qué podía salir mal?
Igual que (casi) todos, yo no tenía la menor idea de que se nos venía encima una catástrofe social y humana como nunca habíamos conocido. Y que como consecuencia del Covid, esas fuentes de ingresos que creíamos tan sólidas, inexpugnables, se iban a desmoronar de un momento a otro.
Marzo me recibió con la noticia de que las aerolíneas, los hoteles, los cines, los teatros, los conciertos y otra larga lista de negocios iban a entrar en una especie de hibernación, cuya duración era imposible de anticipar. Y para mí, que me dedico enteramente al negocio del tráfico web, de la publicidad digital, esto significaba que una parte muy importante de mis clientes, sencillamente, habían entrado en "coma" y no estaban dispuestos a pagarme más que unos míseros centavos por mostrar sus anuncios en mis webs.
Mi reacción fue inicial fue de desconcierto, de incredulidad...
-¡Esto ya pasará! ¡Quién va creer en este bicho! ¡Es un engaño y será cosa de unos días! ¡Es una gripita!
El paso de los días, y por desgracia, de los contagiados y fallecidos, me demostró que estaba equivocado. Que la crisis del Covid era real y había que asumir que 2020 no era el "año fácil y glorioso" que esperaba en la fiesta de fin de año.
HISTERIA COLECTIVA
Muy rápido pasé de la incredulidad al pánico. No había noticiero que no me viera, desde las 6 a.m. conectado a la radio, a los portales de noticias, a la televisión. Encerrado y preocupado por el futuro, por mi familia, por nuestra salud. Consumiendo cada pieza de información sobre la pandemia. Las horas pasaban, ¿y saben qué? Dejé de trabajar, me dediqué de tiempo completo a pensar en la desgracia del Covid y en el trágico futuro que nos esperaba.
Ya no solo era que los anunciantes pagaran centavos, sino que por estar dedicado al oficio de "preocupador profesional" dejé de producir, de optimizar mis webs, de buscar alternativas, de producir ideas. Como es obvio, mis ingresos se hundieron todavía más.
TOMAR EL CONTROL
Por fortuna una mañana de Abril decidí renunciar a ese empleo desagradable, no remunerado, que es preocuparse por los problemas del mundo.
Un día me desperté, inspirado por alguna lectura nocturna y a lo mejor por un sueño revelador que no recuerdo, con una idea clara pero que ha estado en mi cabeza desde entonces:
"OCÚPATE, SOLAMENTE, DE LO QUE ESTÉ BAJO TU CONTROL"
¿Qué significa eso? ¿Otra frase barata de Superación Personal? Tal vez. Pero me ha cambiado la actitud hacia el mundo y hacia mi trabajo de manera radical, me llevó de ser una víctima de las circunstancias a un HÉROE de mi realidad, de mi cotidianidad; pasé de estar condenado por la cri$is del Covid a entender que es posible salir adelante aún en este entorno tan difícil.
Entendí esa mañana, justo después de despertar, que no tiene ningún sentido dejarse absorber por el pesimismo de las noticias, ni perder el tiempo discutiendo en redes sociales sobre las decisiones de los políticos, ni estar comiéndose las uñas viendo por televisión cómo se destruyen cientos de empresas, millones de empleos o cómo (por desgracia) fallecen tantas personas.
Infortunadamente, toda esa realidad tan difícil está fuera de nuestro control, ¿qué ganamos dedicando tiempo y energía a sufrir por esos acontecimientos? ¿ayudamos a nuestra familia, a nuestro entorno, al exponernos a información sobre la crisis 24/7? Claro que no.
De manera que decidí enfocar mi tiempo, mi esfuerzo mental, mi talento, única y exclusivamente en aquello que estaba bajo mi control.
Yo no puedo obligar a que las aerolíneas, hoteles o restaurantes abran de nuevo sus puertas, o que ubiquen anuncios en mi sitio. Pero sí puedo optimizar la velocidad de mi sitio para mejorar la visibilidad de los anuncios, a eso me dediqué.
Yo no puedo forzar a que AdSense mejore indicadores como el CPC o el RPM. Pero sí puedo buscar nuevas redes de publicidad alternativas que mejoren el "fill rate" de mi inventario. A eso me dediqué.
Yo no puedo obligar a los consumidores a que compren productos en medio de la crisis. Pero sí puedo aumentar el tráfico de mi sitio web, creando más contenido, difundiéndolo de mejor manera, mejorando mi estrategia de tráfico. A eso me dediqué.
Por fortuna, pocas semanas después de aplicar esa idea, la de "OCUPATE, SOLAMENTE, DE LO QUE ESTÉ BAJO TU CONTROL", y por tanto la de "ABANDONAR TODO LO QUE ESTÉ FUERA DE TU CONTROL", Los resultados no podían ser mejores: en el sentido económico, pero lo más importante, en el sentido personal, emocional, psicológico.
Otra de las decisiones que tomé fue crear un curso gratuito sobre mi experiencia construyendo un activo digital. Es cierto que es un aporte muy humilde dada la crisis tan dura que afrontan muchas familias en América Latina y el mundo, pero si a alguien le puede servir para mejorar en algo su situación actual, ya habré hecho muchísimo más que cuando estaba comiéndome las uñas viendo el noticiero.
A final de cuentas, sigo creyendo que 2020 va ser mi "año". Si creo que eso depende de mí, que está bajo mi control, sé que así será.
Pd. Pueden acceder al curso gratis que creé, bajo mi nueva filosofía de vida, dando click en este banner.
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