La hazaña del héroe
no importa a las masas,
a menos que dicha hazaña,
les beneficie en demasia.
Que importa si atrapó al malo
o si evitó una desgracia.
Las masas solo aplauden
cuando ven al heroe en agonía.
Se consume una persona
que al mundo quiere salvar.
Se consume con los bosques, con el aire, con el mar.
A nadie más le importa
que el héroe este agotado.
Lo buscan para la gloria
y no para glorificarlo.
Las fotos no cesan
aunque el héroe este sangrando.
Los aplausos aparecen
cuando se levanta de milagro.
En busca de compañía
el héroe ha cambiado.
Ya no pelea por justicia,
pelea por los aplausos.
Pobre héroe demacrado
que fuertemente su convicción tenía.
Pobre héroe hecho de un humano.
Ahora solo busca pleitecia.
Sucedió que su conciencia
se volvió triste y vacía.
Por la soledad que le dejó
una vida de hipocresía.
Cada día lo pasaba
en una constante lucha.
En cambio por las noches
de frío se moría.
Ya eso ha cambiado
por las mañana poco lucha.
Deja de esforzarse
cuando cualquiera le anima.
Se fue perdiendo su entusiasmo
por salvar un mundo oscuro.
Su ambición se hizo tenue.
Ya dejó de ser un héroe.
Todo lo que batalló
hasta llegar a dónde quería.
Ya se ha perdido
por culpa de las mentes vacías.
Luis Alfredo Riera.