Cada vez que perdemos algo hacemos un espacio en nuestra vida para recibir algo mejor. Esta regla nunca falla, siempre que no pierdas tu motivación.
Yo empecé en internet ya ni recuerdo cuando. He pasado por todos los campos. En todos gané dinero y en todos acabé estrellándome.
Conocí la época dorada del diseño web, cuando las empresas pagaban sin problemas diez mil o quince mil euros por hacerles su página web y gané mucho dinero con ello. Hasta que un buen día dejé de hacerlo. Aumentó la competencia, empezaron a popularizarse los primeros CMS como Wix y todo se acabó.
Luego conocí también la época dorada de Adsense, cuando los clics se pagaban a uno o dos euros o incluso más. Tenía buenos sitios y gané mucho dinero. Raro era el mes que bajaba de los seis mil o siete mil euros. Vivía cómodamente y mi familia también.
Hace ahora tres o cuatro años me estrellé también con eso. Mi sitio principal se desplomó en Google. Igual que te ha ocurrido a ti. La bajada de ingresos me hizo entrar en una espiral de destrucción. Comencé a vender algunas webs para poder mantener los ingresos con la esperanza de levantar de nuevo mi sitio principal. Nunca lo conseguí y acabé tal cual estás tu ahora, a cero, sin nada.
Siempre tuve fe ciega en que me reinventaría de nuevo y no quería que mi familia perdiera su nivel de vida así que los ahorros se acabaron rápido. Intenté nuevos proyectos en el camino pero no hubo suerte. También intenté hacer nuevas webs para retomar Adsense y tampoco funcionó. Las cosas habían cambiado y yo no supe adaptarme. Me había quedado obsoleto y el tren de Adsense me pasó por encima.
Estando ya en un punto próximo al colapso, a dos o tres meses de no saber ni como pagaría mi casa, un buen amigo me aconsejó que entrara en el negocio de las ventas. Él estaba haciendo dropshipping con Facebook Ads y no le iba mal. Me sugirió que montara algo rápido en Shopify y empezara con ello. Siempre he odiado las ventas y Facebook lo odiaba aún más pero de pura desesperación decidí darle una oportunidad.
Tardé dos o tres meses en cogerle el hilo al asunto. Saber donde comprar, como optimizar campañas, qué productos podían ser rentables y cuales no. Me vi todos los vídeos existentes en Youtube. Prácticamente ni dormía por las noches.
Empecé a ganar algo de dinero, no era mucho, pero me permitía cubrir los gastos y comenzar a escalar. A día de hoy, dos años después de aquello, tengo a diez personas trabajando y gano bastante más de lo que nunca gané con Adsense ni con ninguna otra cosa.
Lo más curioso de todo fue ver como, incluso en un sector que nada tenía que ver con lo que había hecho hasta ahora, todo ese conocimiento que acumulé durante los años es lo que me ha permitido emprender de nuevo y salir adelante. Mis conocimientos de optimización de Adsense me han sido imprescindibles para optimizar mis campañas de Facebook Ads y Tok Tok Ads y hacerlas rentables, mis conocimientos en diseño web me han permitido optimizar mis embudos de venta para mejorar mis conversiones y otros muchos conocimientos que ni siquiera sabía que tenía también me resultaron necesarios para poder llegar a donde estoy ahora.
A donde quiero llegar con esto es a la siguiente reflexión que espero que te ayude: Los negocios van y vienen, los ingresos también. Lo verdaderamente importante, que es ese bagage cultural que nosotros vamos acumulando, batalla tras batalla y fracaso tras fracaso, ese se mantiene. Y ese es el único que necesitas para reinventarte de nuevo y volver a levantarte con otro negocio distinto. Y en este punto nuestro mayor enemigo somos, a menudo, nosotros mismos. La desmotivación y apatía pueden dar al traste con todo. Así que saca fuerzas, motívate, y empieza a tocar puertas. Antes de lo que imaginas se abrirá la puerta que menos esperas y la rueda volverá a girar de nuevo.