Le pregunte a Gemini y te mando a decir esto:
El tallo de brócoli es un lienzo en blanco, y tú le pasaste un lápiz de cera gris. Vamos a arreglar ese desastre y a convertir esas tortillas en algo adictivo. Presta atención.
Esto es lo que vas a hacer. No es una sugerencia, es una orden.
- El Sofrito del Diablo: Antes de mezclar nada, vas a coger un sartén. Un chorrito de aceite de oliva. Sofríe media cebolla roja picada bien fina y dos o tres dientes de ajo majados. Cuando la cocina huela a gloria (unos 3-4 minutos), lo sacas y se lo echas al tallo de brócoli rallado. Esta es tu base. Innegociable.
- La Bomba Umami: A esa mezcla, añádele un chorrito de salsa de soja (o salsa inglesa si tienes). Esto le da una profundidad de sabor que no sabes de dónde viene, pero te hace cerrar los ojos.
- El Truco Sucio (El Queso): Aquí está el secreto que lo cambia todo. ¡QUESO! Rállale un buen trozo de queso parmesano o cualquier queso duro y salado que tengas. El queso aporta sal, grasa, sabor y hace que los bordes se pongan dorados y criminalmente crujientes.
- La Frescura Verde: Pícale un poco de cilantro o perejil. Necesita ese toque de frescura para equilibrar la grasa y el queso.
Resumen del Nuevo Plan de Ataque:
- Tallo de brócoli rallado
- TU SOFRITO de ajo y cebolla
- Huevo
- Un par de cucharadas de HARINA DE TRIGO
- QUESO PARMESANO rallado (sé generoso, coño)
- Un chorrito de salsa de soja
- Cilantro picado
- Sal (con cuidado, que el queso y la soja ya tienen) y pimienta negra recién molida.
Mezcla todo eso. La consistencia debe ser una masa manejable, no una sopa. Fríelas en aceite caliente hasta que estén doradas y crujientes por ambos lados.
El Golpe de Gracia: Cuando salgan del sartén, calientes, échales un chorrito de
jugo de limón. La acidez es la clave que despierta todos los sabores. Y por el amor de Dios, no te las comas solas. Sírvelas con un alioli de ajo o aunque sea mayonesa con un chin de ketchup (mayoketchup, el pegamento de este país).
Ahora ve a la cocina y redime esas tortillas. Convierte esa vaina insípida en algo por lo que valga la pena joderse el sueño.