Me ofrezco Conspiración en la Puga. (Historia)

El atardecer era lo que se asemejaba a la paz en esa villa, todos sentados frente a sus casas, viendo las golondrinas pasar en dirección al este, el refrescar de la brisa sobre cada rostro, viendo como el ocaso se acercaba; todo era muy confortable para cada uno de los habitantes, era el único momento del día en el que todos podían tomarse un descanso.

No ocurría nada fuera de lo común pues La Puga se caracterizaba por ser una villa muy tranquila, tenía a lo más 3000 habitantes, la ciudad más cercana, Imataca estaba a 60 Km, muchos trabajaban en esta el cual viajaban desde muy temprano y regresaban por la tarde.

Las familias eran muy tradicionales, el machismo dominaba, la religión era una obligación quien no estuviese bautizado tenía que hacerlo como requisito para permanecer en ese sitio, las mujeres se dedicaban al cuidado familiar mientras que los hombres a la economía, de proveer alimentos, las escuelas eran coordinadas por la iglesia, a cada niño y adolescente se le inculcaba que la única manera de sobrellevar las atrocidades de este mundo era mediante la conexión que se tenía con Dios, la oración.

Los estudios superiores no eran algo que estaba en las aspiraciones de los jóvenes al culminar la preparatoria, simplemente se graduaban y su objetivo era ir a trabajar en Imataca de cualquier cosa que le suministrara suficiente dinero para mantenerse.

-Hola Bob ¿cómo estás? Ha estado todo muy difícil con la caída del puente, ya no podemos ir a la ciudad.

-Sí, no he podido ir a la ciudad, Kayle necesita sus medicamentos eso me tiene preocupado.

-Cierto, ¿cómo ha estado ella? Hasta donde sé el único momento que puede tomar aire fresco es en el ocaso, desde que dejó de asistir a la preparatoria no la he podido ver.

-Está mejorando, no ha sido fácil esto para ella ni para nosotros pero aquí estamos, tratando de mejorar su vida, esperando que nuestro Dios nos ayude, bueno debo seguir, hasta luego Srta Jelid.

- Hasta pronto Bob, saludos a Carolyn.

Bob se notaba tenso y preocupado siempre, no podía ir a Imataca a trabajar porque tenía que ayudar a su esposa con el cuidado de Kayle, ya que estaba muy enferma, se quedaba en casa y vivían de la ayuda de la iglesia mientras lograban que su hija se mejorara. Bob tenía 43 años, era contador en Imataca donde junto a Carolyn consiguieron establecerse, aún podían jactarse de vida cómoda debido a que sus cooperaciones económicas a la iglesia les avaló una garantía de ayuda que les cubriría al menos 4 años. Por otro lado Carolyn casi no salía de casa, era una mujer de 39 años que se dedicaba a la Psicología antes de que Kayle enfermara, era mal vista en la villa, la tachaban de sectaria ya que dirigía un grupo de ayuda dirigido a drogadictos y prostitutas en Imataca.

Kayle era la única hija de Bob y Carolyn, que desde hace año y medio mientras estaba en clases colapsó y quedó en un estado de mutismo, no emitía ni una palabra, su mirada era vacía y su rostro no resonaba emociones, fue diagnosticada de una enfermedad extraña, su personalidad no era la misma, se mantenía aislada del mundo, la gran mayoría de sus amistades la abandonaron, no asistía a clases, sus padres estaban desolados por perder a esa joven tan risueña y llena de alegría que solía ser, lo único que disfrutaba ver eran los ocasos porque sonreía y su rostro se llenaba de vida, aunque no podía comunicárselo a sus padres, estos lo notaban.

Kayle era una joven de 17 años que brillaba en todas sus clases, hablaba tres idiomas, era amable, empática y muy asertiva, muchos la apreciaban por sus características, nunca se supo cual fue el motivo de su enfermedad, o qué pasó antes de que se desmayara y despertara siendo como un jarrón vacio, los médicos que la asistieron concluyeron que era una enfermedad mental y que el tratamiento tenía que consistir en el aislamiento social hasta que los medicamentos y oraciones lograran mejorar la condición. Muchos de sus conocidos aseguraban que era un castigo de Dios el que ella tuviera esa enfermedad ya que no asistía a las citas misioneras que eran obligatorias para cada familia, esta las evadía cuando podía, estudiando horas en la biblioteca, pensaba que era incorrecto condicionar a las personas a una cita con alguien que no ven, para ella la idea de Dios era que no solo estaba en los cielos, sino que más allá de este siendo galaxias y estrellas, realmente a las pocas citas que iba siempre escuchaba a la gente murmurar acerca de ella y sus padres, lo cual generaba en ella incomodidad, pero debido a su condición era imposible ir, por eso las citas se las hacían a domicilio los días miércoles pero solo para ella era esta excepción porque el sacerdote encargado de establecer la cita era buen amigo de sus padres.

Era domingo y Carolyn y Bob se preparaban para ir a la iglesia, desde que Kayle estaba en ese estado de ausencia no iba con sus padres a su rutina dominical, mientras caminaban hacia la iglesia que estaba a unas pocas cuadras de su casa las personas saludaban a la pareja y cuchucheaban a sus espaldas –"Que insolencia no llevar a su hija con el padre James sino que el vaya a ella, es una falta de respeto hacia Dios porque esa chiquilla no asistía constantemente, pero descuida desde que llegaron a este pueblo se supo que la desgracia venía con ellos luego de ese acontecimiento que.." interrumpió Crhistine a Silvia diciéndole que bajara la voz pues ya estaba siendo descarada con su tono de voz para su suerte Carolyn y Bob no alcanzaron a escucharlas .

-Buenos días Sras ¿cómo les va?

- Oh Bob, muy bien gracias, mi marido está esperando que lo invites a jugar ajedrez.

-Mis disculpas a Carl yo he estado un poco ocupado en el granero, no se preocupe Sra Crhistine dígale por favor que muy pronto le estaré invitando, nosotros seguiremos a la iglesia.

-Está bien Bob yo le digo tu recado a mi marido, espero que no lleguen tarde a su cita misionera.

Sin más la pareja siguió su trayecto pues no querían llegar tarde a su cita misionera, el sistema en La Puga consistía en reuniones religiosas de expiación de culpas y pecados cometidos en la semana y a cada familia se le asignaba 20 min y de cada domingo para cumplir con su cita misionera.

-No sé cómo puedes hablarles a esas urracas Bob, sabes que solo hablan mal de nuestra situación y también desde que llegamos a este pueblo.

-Carolyn cariño tenemos que llevarnos bien con nuestros vecinos, ellos solo no saben que hay más cosas después de la ciudad, es un pueblo pequeño y la ignorancia los arropa, recuerda que debemos ser fuertes para ayudar a nuestra hija, antes de que...

-No digas más cariño, sabes que por aquí hasta los arboles tienen oídos, apresurémonos o James se molestará.

La iglesia era muy grande, tenía una cúpula inmensa, cristales en los pilares, vidrios orientados al estilo gótico, ventanas circulares, esculturas que adornaban cada rincón y entrada, era como estar en el siglo XII.

- ¡Por fin llegan, ya era hora! Se han tardado toda una vida, vengan tomen asiento y comencemos.

- Lo sentimos James nos entretuvimos en el camino pero acá estamos.

- Está bien Carolyn, no los juzgo, empecemos con Bob describe los pecados que has cometido esta semana y expiarte de ellos.

- Miento a muchas personas a diario.

- Oh vamos Bob no empecemos de nuevo, deja eso a un lado y adáptate al protocolo.

- Sabes que nosotros tres somos los pecadores desde hace mucho y nunca hemos expiado nuestros pecados.

- ¡Suficiente Bob! No vez lo que pasa nuestra niña, no puedes decir eso, tienes que seguir en lo que estábamos, tenemos 17 años en esto no podemos decaer ahora.

- No es fácil Carolyn, la culpa me está pesando, cada vez que entro a este maldito lugar la culpa se hace más pesada.

- ¡No maldigas este sagrado sitio, recuerda que de aquí saliste Bob!

- ¿Qué tiene de especial este lugar James? Solo es la base de muchos secretos que solo nosotros sabemos ¡es una mentira todo esto!

James toma agua de la pila bautismal y le derrama en la cabeza a Bob, este se desploma y humo sale de su cuerpo hasta que se crea una llamarada convirtiendo a aquél hombre en cenizas.

-Era necesario Carolyn, ya estaba perdiendo el control, no comprende que por ahora las cosas debe seguir como siempre hasta que sea el momento de despertar.

-Si James comprendo el porqué de tu acción, estoy de acuerdo pero recuerda que no puede excederse de 5 resurrecciones y en este año lleva 3.

-Tenemos que obligarlo a usar esto, ten colócaselo en el bolsillo de su pantalón.

En ese momento se abre la puerta trasera de la iglesia y entra Bob con total serenidad, ya no era el hombre alterado de hace unos minutos, se desprendió el manto que lo cubría.

-Gracias James, necesitaba tranquilidad, es mi tercera resurrección no puedo malgastarlas de esta manera.

-Descuida cariño no permitiremos que vuelvas a pasar otra vez por lo mismo, por favor mete este crucifijo en tu bolsillo y no lo saques, es necesario.

-De acuerdo Carolyn, lo haré aunque sabes que no me gusta, pero lo haré por nuestro bien, me necesitan vivo.

-Así es, tenemos que estarlo y estar fuertes y atentos ante cualquier señal de conflicto, creo que es mejor que se vayan, ya está por venir la familia Hartman.

-Hasta pronto James, cualquier cosa ya sabes dónde encontrarnos.

Salieron de la iglesia y con mucha prisa se dirigían a su casa para ver que Kayle estuviera bien y asegurarse de que nada le había pasado.


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Hola, espero les haya gustado esta historia continuará pero se los muestro para que lo disfruten y obtener su opinión.