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Jorge Gamarra
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Cerré los ojos resignándome al dolor de no cumplirle la promesa de volver que dolía más que la bala en mi pecho. Escuché gritos acercándose a mi mientras sentía hundirme en un océano cada vez más oscuro mientras más bajaba, ¿así se siente la muerte?. Esperé por ver el túnel y la luz al fondo pero no encontré nada, solo vi flotando ante mi una especie de artefacto nuclear con unas pelotitas azules girando en torno a unas rojas en el centro, luego se comprimió y explotó ante mi. Salí disparado hacia ninguna parte mientras el oscuro océano parecía transformarse en un hermoso cielo nocturno lleno de luces titilantes. ví formarse gigantes pelotas brillantes que irradiaban mucha luz y me recordaron al sol. También planetas y muchas rocas que chocaban entre sí. Lamenté no haber prestado mucha atención en la clase de química, porque lo que estaba viendo me recordaba a algo que había visto.
De repente me detuve en medio de la nada, miraba un planeta cualquiera que lentamente se tornaba azul y verde, me acerqué un poco y vi como la tierra se movía bruscamente y se separaba, se volvía a juntar, se partía y se volvía a unir y recordé cuando de niño jugaba con mis plastilinas. Vi formarse montañas, lagos, islas, bosques y mucho animales extraños salieron de la nada y en cuestión de segundos desaparecieron luego de un estruendo que oscureció el planeta. Vi el humo irse, vi simios empezar a caminar, vi edificios levantarse y sin darme cuenta vi a mi mamá, mi viejita llevando a un niño que se parecía a mi. Lo vi crecer, lo vi reír, lo vi llorar, y lo vi encontrarla. Esa noche en el parque, una noche cualquiera, en un día cualquiera, en un planeta cualquiera, en una época cualquiera, lo vi enamorarse, lo vi ser feliz.
Lo vi montarse al camión mientras con lágrimas se despedía de ella, lo vi llorar de nuevo, lo vi correr, lo vi disparar el fusil deseando que todo terminara pronto. Y luego no lo vi más.
Sentí un fuerte dolor en el pecho que cada vez dolía menos y por fin vi el túnel.
Pero a medida que me acercaba a la luz sentía olvidar todo, mi dolor, mis recuerdos, mi amor, mis lágrimas, mi madre, me sentía hacerme pequeño, me sentía hacerme niño, hasta que lo único que escuche al salir del túnel fue el llanto de un bebé.
De repente me detuve en medio de la nada, miraba un planeta cualquiera que lentamente se tornaba azul y verde, me acerqué un poco y vi como la tierra se movía bruscamente y se separaba, se volvía a juntar, se partía y se volvía a unir y recordé cuando de niño jugaba con mis plastilinas. Vi formarse montañas, lagos, islas, bosques y mucho animales extraños salieron de la nada y en cuestión de segundos desaparecieron luego de un estruendo que oscureció el planeta. Vi el humo irse, vi simios empezar a caminar, vi edificios levantarse y sin darme cuenta vi a mi mamá, mi viejita llevando a un niño que se parecía a mi. Lo vi crecer, lo vi reír, lo vi llorar, y lo vi encontrarla. Esa noche en el parque, una noche cualquiera, en un día cualquiera, en un planeta cualquiera, en una época cualquiera, lo vi enamorarse, lo vi ser feliz.
Lo vi montarse al camión mientras con lágrimas se despedía de ella, lo vi llorar de nuevo, lo vi correr, lo vi disparar el fusil deseando que todo terminara pronto. Y luego no lo vi más.
Sentí un fuerte dolor en el pecho que cada vez dolía menos y por fin vi el túnel.
Pero a medida que me acercaba a la luz sentía olvidar todo, mi dolor, mis recuerdos, mi amor, mis lágrimas, mi madre, me sentía hacerme pequeño, me sentía hacerme niño, hasta que lo único que escuche al salir del túnel fue el llanto de un bebé.