Siempre me ha gustado el nombre Ernesto. Oscar Wilde titula una de sus obras "La importancia de llamarse Ernesto".
Ahora bien, el Carlos Carreola sugerido antes es más llamativo que el definitivo de Jayden Zamiel.
Nota: cuando crezca, los demás podrían burlarse del nombre: "hueleZamiel%#". Muchos casos se han visto con nombres hermosos como Mónica, Benito y Elber.
Enviado desde mi XT1068 mediante Tapatalk