Una de las mayores decisiones de la historia de internet, y por ende, del futuro de las comunicaciones tal y como las conocemos, en manos de unos cuantos lobbies de EE.UU.
Sigo sin entender porque deben pagar los proveedores de información a las empresas de telecomunicaciones, lo entendería si estas últimas ofrecieran su servicio de forma gratuita, pero no es el caso. Cada internauta paga por tener acceso a la red, por los km de cable que unen su domicilio o antena más próxima con los centros de datos y toda la gestión que ello conlleva.
¿Qué usuario querría tener acceso a una red en la que no existe información alguna? Los proveedores de contenido ya pagan unos servicios de hosting y de centros de datos, para que cualquier persona pueda acceder a ellos, y las compañías de telecomunicaciones cobran a los usuarios porque estos últimos puedan acceder a dichos contenidos. ¿Dónde está el problema?
En un mundo en que TODO tiende a estar interconectado por medio de internet, y donde imperan altos volúmenes de datos y se prevén incrementos aún mayores en los próximos años, ponerle límites me parece un soberano disparate. Y sí, puede que finalmente compañías como Google, Yahoo, Microsoft, Netflix y otros gigantes de internet lleguen a acuerdos para que se priorice su tráfico, pero ¿Qué pasará con el resto de páginas web mucho más pequeñas, pero que enriquecen y suponen la verdadera esencia de una red libre de datos como es Internet? Llegar a este tipo de resoluciones, supone una sentencia de muerte para las comunicaciones tal y como las conocemos hoy en día.
La única solución aparente, sería que los gobiernos lo legislaran, y se obligase a establecer una neutralidad real en la red, pero mucho me temo que el lobby de las compañías de telecomunicaciones es muy fuerte, y la presión de la población en general, sobre temas como estos, que creen que no les afectan y que en muchos casos desconocen, es muy débil.