Hace unos meses, me contactó un cliente que quería crear una app para su negocio de venta de ropa online. El cliente me dio los requisitos básicos de la app, como el diseño, las funcionalidades y el presupuesto. Me pareció un proyecto interesante y acepté el encargo.
Empecé a trabajar en la app usando el framework Flutter, que me permite crear apps nativas para iOS y Android con un solo código. Usé Firebase como backend, para almacenar los datos de los productos, los usuarios y los pedidos. También usé Stripe como pasarela de pago, para procesar las transacciones de forma segura.
El desarrollo de la app me llevó unas seis semanas, en las que tuve que enfrentarme a varios retos y problemas. Por ejemplo, tuve que aprender a usar algunas librerías y plugins que no conocía, como el plugin de cámara, el plugin de geolocalización y el plugin de QR. También tuve que solucionar algunos bugs y errores que surgieron durante las pruebas, como el rendimiento, la compatibilidad y la seguridad.
Durante todo el proceso, mantuve una comunicación fluida con el cliente, enviándole informes semanales y mostrándole los avances de la app. El cliente me dio su feedback y sus sugerencias, y yo las implementé lo mejor que pude. Al final, logré entregar la app dentro del plazo y del presupuesto acordados, y el cliente quedó muy satisfecho con el resultado.
Me sentí muy orgulloso de haber completado este proyecto con éxito, ya que fue un reto personal y profesional. Aprendí muchas cosas nuevas, mejoré mis habilidades y gané experiencia. Además, recibí una buena valoración y una recomendación del cliente, lo que me ayudó a conseguir más proyectos en el futuro. Creo que programar como independiente es una forma muy gratificante y enriquecedora de trabajar.