Claro que sí. Una manera común de ahorrar es seguir la regla 50/30/20. Sugiere que de tus ingresos netos, dediques:
1. 50% a necesidades: esto incluye gastos esenciales como alquiler o pago hipotecario, alimentos, facturas de servicios públicos, transporte y atención de la salud.
2. 30% a deseos: estos son los gastos que realizas por elección que te otorgan un estilo de vida único, como viajes, salir a cenar, entretenimiento, entre otros.
3. 20% a ahorros: este porcentaje se coloca en una cuenta de ahorros, inversiones, pago de deudas, jubilación, etc.
Esta regla puede adaptarse a tus necesidades específicas y a tu contexto financiero, pero sirve como un buen punto de partida. Recuerda siempre que resulta útil hablar con un asesor financiero para asesoría personalizada.