20:33 y en España sigue todo caído.
Se nota cierta histeria en grupos de amigos que me han llamado y demás personas de mi entorno.
Este hecho debería inducirnos a pensar en la dependencia no solo laboral y personal de este tipo de plataformas, sino también de la dependencia emocional que, de manera soterrada y sibilina, han conseguido estos gigantes en la sociedad de hoy. Alguno se quiere morir, por el simple hecho de no tener whatsApp durante unas horas.
He aquí un ejemplo feaciente que viene a explicar el por qué Steven Jobs no dejaba tener redes sociales a sus hijos.
Pd. Mis más humildes felicitaciones para los genios que, con unas pocas líneas de código, han conseguido poner en jaque a medio mundo y atacar de los nervios al otro medio.