
Luis12
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Ni
Redactor
Hola betas nose si lo han escuchado, hace unos dias mi madre me dice que descubrieron una bacteria que come plastico y he investigado un poco sobre el tema y resulta que un equipo de cientificos del Instituto de Tecnología de Kioto (Japón) acaba de descubrir recientemente una bacteria desconocida hasta la fecha que es capaz de digerirlo y asimilarlo, es decir, que puede vivir alimentándose de PET (Tereftalato de polietileno), es decir que de los miles de millones de toneladas de plastico principalmente las botellas de plastico que son las que mas generan contaminación diariamente esta bacteria por decirlo asi se come el plastico y lo digiere.
Pero aun queda mucho camino por recorrer, para lograr un cambio drastico con este problema de contaminación, hay que cuidar nuestro planeta, no tenemos otro donde vivir.
Fuente: La bacteria que come plástico | Ciencia | EL MUNDO
Pero aun queda mucho camino por recorrer, para lograr un cambio drastico con este problema de contaminación, hay que cuidar nuestro planeta, no tenemos otro donde vivir.
Gracias a los potentes microscópios electrónicos, los científicos también pudieron comprobar que las bacterias desarrollan unos apéndices entre la capa de plástico y ellas que podría permitirles la secreción de estas encimas sobre la superficie del PET.
«La asimilación de PET por la bacteria I. sakaiensis puede ser muy útil para eliminar este material derivado del petróleo del medio ambiente», escribe el investigador del Instituto de Bioquímica de la Universidad de Greifswald (Alemania) Uwe T. Bornscheuer en un artículo que acompaña a la investigación. «Además, si el ácido tereftálico se pudiera recuperar y reutilizar, supondría un ahorro importante en la producción de nuevos plásticos que no precisarían de nuevo el uso de derivados del petróleo», explica Bornscheuer.Sin embargo, los expertos en descontaminación biológica de espacios contaminados opinan que aún queda un largo camino por recorrer para su aplicación práctica
Fuente: La bacteria que come plástico | Ciencia | EL MUNDO