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Buen día. Tras escribir hace unos años acerca de cómo me convertí en campeón mundial de snake, hoy vengo a hablarles de cómo he dominado el popular juego Candy Crush hasta el punto de jugar profesionalmente y vivir de ello.
Todo comenzó a inicios del 2013, cuándo estaba navegando por internet mientras participaba en una llamada grupal de Skype con gente de un foro que en aquel entonces era popular pero hoy ya no existe. En un momento mencionaron en la conversación el Candy Crush, juego del que ya había escuchado hablar pero que nunca había probado.
Entonces por curiosidad me pareció que ya era tiempo de probarlo, a ver qué tal. Busqué el juego en Google y el primer resultado me llevó al juego en facebook, pero no me gustaba la idea de compartir los datos de mi cuenta con la aplicación, así que seguí buscando. El segundo resultado me llevó al lugar dónde comenzaría ésta historia: la página de sus creadores King.com, dónde en aquel entonces se podía jugar gratis al juego con un breve registro que sólo requería un email.
Comencé a jugar y le fuí agarrando la mano, era un juego entretenido. En el sitio de King uno podía competir contra otros jugadores, ganando unas gemas verdes que te dejaban personalizar tu avatar y otras tonterías a medida que subías de nivel.
Un par de días después y tras algunas victorias, la página me ofreció un trato que llamó mi atención: "Confirma tu email, conviértete en jugador oro y te regalaremos un dolar para competir contra otros jugadores por dinero real".
Un dolar para gobernarlos a todos. Un dolar para encontrarlos, un dolar para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.
Confirmé el correo. Jugué ese dolar... y lo perdí 😕 En 5 minutos ese dolar gratuito se había ido.
Pero no me rendí. Inmediatamente deposité 5 dólares, y un día después estaba pidiendo un pago por 20 dólares. Es decir, había cuatriplicado mi inversión en un día, y aún me quedaba saldo para jugar.
En ese momento me dí cuenta de que había un posible negocio allí. Así que me lo tomé en serio, seguí jugando, y jugando, y jugando... me levantaba a las 5 de la mañana, jugaba 2 horas para calentar, desayunaba, jugaba 3 horas, almorzaba, jugaba 5 horas, tomaba la merienda, 4 horas más, cena, 3 horas más, luego a dormir 4 horas y empezar devuelta.
Cada día mejoraba un poco más, iba subiendo niveles en el ranking mundial, y más importante aún: los pagos cada vez eran más grandes.
Y así seguí, hasta llegar al día de hoy, dónde varios años después tengo más de 25.000 partidas jugadas:
No les voy a mentir, hubo momentos difíciles. Un día amanecí con un terrible dolor en mano, y tras una visita al médico resultó que tenía el síndrome del tunel carpiano, que en resumen es la muñeca inflamada de tanto jugar. También tuve transtornos psicológicos, ya que mientras dormía -el único momento que tenía para descansar- soñaba con combinaciones del Candy Crush yendo y viniendo (y por supuesto siempre ganaba).
Y no me hagan hablar de cuándo engordé más de 100 libras por la falta de ejercicio y mi dieta a base de pizza y coca cola, todo pagado con dinero obtenido del juego. A pesar de lo que algunos pueden creer, la vida del gamer profesional es muy dura.
Pero valió la pena el esfuerzo. Tras varios años jugando, decenas de miles de dólares ganados y tras desarrollar la mejor técnica de Candy Crush a nivel mundial, puedo triunfar (y con amplia diferencia) en torneos frente a montones de jugadores, ganando cientos de dólares en partidas de 5 minutos. Por ejemplo, éste es un torneo de hace 2 semanas:
Si pudiera dejarles una moraleja que aprendí de todo ésto, les diría que cuando una persona desea realmente algo el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño. Basta con aprender a escuchar los dictados del corazón y a descifrar un lenguaje que esta más allá de las palabras, el que muestra aquello que los ojos no pueden ver.

Todo comenzó a inicios del 2013, cuándo estaba navegando por internet mientras participaba en una llamada grupal de Skype con gente de un foro que en aquel entonces era popular pero hoy ya no existe. En un momento mencionaron en la conversación el Candy Crush, juego del que ya había escuchado hablar pero que nunca había probado.
Entonces por curiosidad me pareció que ya era tiempo de probarlo, a ver qué tal. Busqué el juego en Google y el primer resultado me llevó al juego en facebook, pero no me gustaba la idea de compartir los datos de mi cuenta con la aplicación, así que seguí buscando. El segundo resultado me llevó al lugar dónde comenzaría ésta historia: la página de sus creadores King.com, dónde en aquel entonces se podía jugar gratis al juego con un breve registro que sólo requería un email.
Comencé a jugar y le fuí agarrando la mano, era un juego entretenido. En el sitio de King uno podía competir contra otros jugadores, ganando unas gemas verdes que te dejaban personalizar tu avatar y otras tonterías a medida que subías de nivel.
Un par de días después y tras algunas victorias, la página me ofreció un trato que llamó mi atención: "Confirma tu email, conviértete en jugador oro y te regalaremos un dolar para competir contra otros jugadores por dinero real".

Un dolar para gobernarlos a todos. Un dolar para encontrarlos, un dolar para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.
Confirmé el correo. Jugué ese dolar... y lo perdí 😕 En 5 minutos ese dolar gratuito se había ido.
Pero no me rendí. Inmediatamente deposité 5 dólares, y un día después estaba pidiendo un pago por 20 dólares. Es decir, había cuatriplicado mi inversión en un día, y aún me quedaba saldo para jugar.
En ese momento me dí cuenta de que había un posible negocio allí. Así que me lo tomé en serio, seguí jugando, y jugando, y jugando... me levantaba a las 5 de la mañana, jugaba 2 horas para calentar, desayunaba, jugaba 3 horas, almorzaba, jugaba 5 horas, tomaba la merienda, 4 horas más, cena, 3 horas más, luego a dormir 4 horas y empezar devuelta.
Cada día mejoraba un poco más, iba subiendo niveles en el ranking mundial, y más importante aún: los pagos cada vez eran más grandes.

Y así seguí, hasta llegar al día de hoy, dónde varios años después tengo más de 25.000 partidas jugadas:

No les voy a mentir, hubo momentos difíciles. Un día amanecí con un terrible dolor en mano, y tras una visita al médico resultó que tenía el síndrome del tunel carpiano, que en resumen es la muñeca inflamada de tanto jugar. También tuve transtornos psicológicos, ya que mientras dormía -el único momento que tenía para descansar- soñaba con combinaciones del Candy Crush yendo y viniendo (y por supuesto siempre ganaba).
Y no me hagan hablar de cuándo engordé más de 100 libras por la falta de ejercicio y mi dieta a base de pizza y coca cola, todo pagado con dinero obtenido del juego. A pesar de lo que algunos pueden creer, la vida del gamer profesional es muy dura.
Pero valió la pena el esfuerzo. Tras varios años jugando, decenas de miles de dólares ganados y tras desarrollar la mejor técnica de Candy Crush a nivel mundial, puedo triunfar (y con amplia diferencia) en torneos frente a montones de jugadores, ganando cientos de dólares en partidas de 5 minutos. Por ejemplo, éste es un torneo de hace 2 semanas:

Si pudiera dejarles una moraleja que aprendí de todo ésto, les diría que cuando una persona desea realmente algo el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño. Basta con aprender a escuchar los dictados del corazón y a descifrar un lenguaje que esta más allá de las palabras, el que muestra aquello que los ojos no pueden ver.
FIN.