El terremoto se registró a las 20:46 (hora local) con epicentro en el mar, a 85 km al suroeste de Cuya, 115 km al sur de Arica y con una profundidad de 44 kilómetros. También se sintió fuertemente en Ecuador, Perú y en provincias argentinas de cordilleranas, como Mendoza.
Había escenas de pánico en toda la costa chilena, desde la austral Punta Arenas a Iquique, mientras la gente huía en autos hacia zonas más elevadas al interior del país.
Inmediatamente el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) dictó alerta de tsunami para toda la costa chilena.
El fuerte sismo causó gran inquietud en la población de las regiones de Arica, Parinacota y Tarapacá, en las que había embotellamientos vehiculares mientras la población intentaba retirarse hacia zonas seguras.
En una primera instancia se había calculado que el terremoto había sido de 7.8 grados en la escala de Richter, pero después de una hora el Centro Sismológico Nacional (CSN) subió la magnitud a 8,3.
El Sistema Nacional de Alarma de Maremotos (SNAM) señaló que las olas ya arribaron a Pisagua, Iquique y Patache, aunque de menor tamaño, pero no se descarta que vuelvan a golpear estos lugares y todavía se esperan en todo Chile.
Con este movimiento telúrico se confirma lo anunciado por expertos, quienes esperaban un "gran terremoto" en el norte de Chile, ya que hacía muchos años que la región tenía una "laguna sísmica" y la placa de Nazca estaba ejerciendo mucha presión contra la Sudamericana.
La Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) solicitó a la población evacuar preventivamente el borde costero por la posibilidad de un maremoto. El movimiento telúrico se sintió con gran intensidad en las regiones de Arica, Parinacota y Tarapacá.
Expertos prevén que en el peor escenario, si se liberara toda la tensión acumulada en la zona, el terremoto podría tener una magnitud cercana a 8,8, seguido de un tsunami con olas de hasta 14 metros.
Los científicos habían proyectado algunos escenarios posibles, como la magnitud y el tamaño que podría tener el tsunami en caso de que se produjera un movimiento sísmico importante, según publicó un informe del diario El Mercurio.
Según los antecedentes, la "laguna sísmica" abarca desde el sur de Perú a la península de Mejillones (unos 500 kilómetros), donde no se ha producido un terremoto importante desde 1877 y 1866.
Esto quiere decir que la placa de Nazca no se ha desplazado bajo la Sudamericana en casi 137 años, por lo que hay un desplazamiento acumulado de 9,5 metros (7 cm por año) y se espera que se acomoden con un gran movimiento telúrico.
El director del Laboratorio de Tsunamis de la Universidad Católica de Chile, Marcelo Lagos, explicó que calcular la magnitud de un terremoto requiere conocer una serie de variables: la longitud y el ancho de la falla, el desplazamiento de las placas y la rigidez de las rocas alrededor de la falla.
En este caso, Lagos indica que el peor escenario que han calculado en base a estos parámetros, es decir, si se rompiera toda el área (500 por 150 kilómetros) y las placas se desplazaran los 9,5 metros acumulados, el terremoto podría alcanzar una magnitud de 8,8 grados Richter.
"Con los datos y la información que tenemos y con la historia que conocemos del norte de Chile, éste es el peor escenario creíble", explica.
No obstante, dice que no se puede descartar que el terremoto sea mayor, cercano a 9, ya que puede haber factores que no manejen. "Siempre la naturaleza nos sorprende", afirma. Un sismo de esa magnitud, seguido por un tsunami, devastó en 2010 el centro de Chile, con epicentro en Concepción.
"No hay que descartar la posibilidad de algo mayor. Si rescatamos lecciones de lo que pasó en Japón en 2011 y en Indonesia en 2004, ambos países fueron sobrepasados por eventos gigantes que nadie esperaba", advirtió.
Pero también podría darse un tercer escenario: Que la energía acumulada no se libere toda de una vez, sino que en forma parcelada, y en lugar de un sólo gran terremoto ocurran varios de menor magnitud.